Querido Stefan. María Jesús Leza.
Dicen que todas las historias escritas tienen algo de autobiográfico incluso las de ciencia ficción. En mi caso dentro del libro de relatos Nombres de mujer, el titulado «Querido Stefan» es el que contiene más elementos o pinceladas de mi propia vida. El relato comienza cuando Natalia, la protagonista, coge al azar un libro de la biblioteca de su hermano, La piedad peligrosa de Stefan Zweig.
Esto fue exactamente lo que me ocurrió cuando tenía trece años. Recuerdo que era una fría tarde de invierno y me encontraba sola y aburrida en casa.
Es para mí algo difícil de explicar como aquella novela leída a escondidas me marcó de manera tan fuerte y poderosa. Yo era entonces una niña solitaria, tímida y soñadora. Desde aquel día la lectura se convirtió en mi pasión, devoraba todo lo que caía en mis manos, sobre todo literatura rusa: Pushkin, Lermontof, Dostoyevsky, Chejov. Leía siempre acompañada de la radio, eso hizo que me aficionara a la música. La música clásica me llevó a tomar clases de ballet por poco tiempo puesto que, como la chica del relato, carecía de actitudes para ello. Sin embargo sí que las tenía para el dibujo, así es que me matriculé en La Escuela de Artes y Oficios de mi ciudad. El mundo del arte y de la plástica no tardó en atraparme e interesarme muchísimo por lo que me trasladé a Madrid para aprender pintura y escenografía, pero al final me dediqué a ilustrar libros para varias editoriales. Fue en aquella época de ilustradora cuando me vino el deseo de escribir cuentos ya que no había abandonado mi afición a la lectura. Al día de hoy, tengo varios libros publicados acompañados casi todos ellos de mis propias ilustraciones.
Todo esto me hace reflexionar cómo la lectura de una única novela, La piedad peligrosa del gran Stefan Zweig, en una época crucial de tu vida puede llegar a ser el detonante y desencadenar una serie de pasiones: el amor por al arte, la pintura, la música, la literatura.
Lectura recomendada: «Nombres de mujer». Narrativa ficción. Eirene Editorial.