El señor de las especias (Varios autores)

Son doce las historias que se suceden en estas páginas, en perfecto equilibrio con las distintas y ricas naturalezas creativas de sus autoras y autores. Sus ilusiones, sus desengaños, sus dudas existenciales, sus rebeliones y sus esperanzas ya no son solo de ellos, ahora también les pertenecen a ustedes. Esperamos que disfruten de la lectura y que saboreen las aventuras en las que les invitamos a participar.

El señor de las especias y El águila y el guardián: Ángela Blenda

Adiós, Antoine, adiós y Mañana: Lola Fernández de Sevilla

Sananamay. El aliento de la vida y El huerto de las palabras: Cristina María Menéndez Maldonado

El tatuaje y Los nadie: J. Álvaro Gómez

Carnet autobiographique y Mamá, mamá: Félix Gómez-Urda

Chica española y Overbooking: Antonio Sánchez R.

Lecturas recomendadas: «El señor de las especias». Narrativa Ficción. Eirene Editorial.

Juan Latino. El esclavo catedrático (Eduardo Soler Fiérrez).

La Granada del siglo XVI acoge a este personaje singular de la historia de la esclavitud, Juan Latino. Procedente de África, fue esclavo del III duque de Sessa, nieto del Gran Capitán, y llegó a destacar en los estudios de tal manera que se convirtió en un gran latinista, catedrático de Gramática y uno de los escritores más reconocidos del Renacimiento español y europeo.

Su dedicación a la enseñanza y el acierto de sus métodos didácticos le hicieron ser muy querido y admirado por sus discípulos, muchos de los cuales sobresalieron después en el campo de las humanidades.

Lectura recomendada: «Juan Latino. El esclavo catedrático». Narrativa no ficción. Eirene Editorial.

Nacida en los 40 (Paz Verret).

Últimamente, y debido a la tragedia vivida en la primavera de 2020 como consecuencia de la pandemia de la COVID-19, se habla mucho de los mayores, de la generación nacida en los años 40.
Muchos de estos mayores estaban viviendo el último tramo de su vida en diferentes residencias españolas. Muchas y muchos fallecieron en soledad ante la impotencia y el dolor de sus familias que no pudieron acompañar ni despedirse de sus madres o padres, abuelas o abuelos.
«Sin embargo, gracias a ellas y a ellos, a su gran trabajo, su perseverancia, su fe y su gran amor hemos llegado nosotros a ser lo que somos ahora. Tenemos que agradecérselo siempre, a todas horas, sin escatimar en nada, dándoles todo nuestro amor y toda nuestra atención el tiempo que les quede de vida», reflexionaba con nosotras Paz Verret cuando estábamos preparando esta edición.
Reflexión que suscribimos totalmente.
Y a ti, Paz Verret, te agradecemos de todo corazón que hayas querido compartir con Eirene Editorial el testimonio de tu vida.
Estamos seguras de que las lectoras y los lectores de Nacida en los 40 van a disfrutar y emocionarse, y recordar o descubrir como ha sido la vida de esta generación que nació en la postguerra.
Una vida que Paz Verret recoge en estas memorias con gran ternura, mucho humor e infinito amor.

Lectura recomendada: «Nacida en los 40». Narrativa no ficción. Eirene Editorial.

No dejes de soñar (Cristina M.ª Menéndez Maldonado).

Amizade (1). Cristina M.ª Menéndez Maldonado. Propiedad Intelectual nº: 2312016266898 Safe Creative.

La nieve envolvió casi por entero su casa de piedra. La helada había cubierto las ventanas con su capa de caramelo traslúcido, desdibujando el bosque.
Al abrir la puerta, una sonrisa de felicidad se extendió por el rostro de la anciana Uxía. La primera nevada del año se había retrasado, pero ahí estaba, una vez más, abrazando el paisaje.
A pesar del dolor de huesos y del frío… No podía fallar… Un año más, tenía que intentarlo.
«¡Loca! ¿Es que piensas salir hoy? Si estás medio coja, ¡Loca más que Loca!», escuchó gritar al diablillo de su conciencia, pero la voz de su corazón inquieto y rebelde, espantó todas sus dudas.
En el cobertizo, junto a un sinfín de cajas y objetos, rescató su viejo trineo. Cuidadosamente lo limpió con un trapo, humedeciéndolo con aceite y mimos. La madera se estiró agradecida, desperezándose. Sobre la nieve, lucía imponente, como cuando su padre lo talló, muchos años atrás. Uxía, por aquel entonces, era una niña de apenas diez años.
Con un pincel pequeño repasó la frase azulada que su padre había escrito en uno de los listones, ahora imprecisa por el paso del tiempo. «No dejes de soñar«, decía, y en su memoria recordó el rostro ilusionado de su progenitor, en aquella Navidad de 1942. Aquel trineo fue el mejor regalo de toda su vida.
Poco antes del anochecer, colocó su ropa cerca de la chimenea para calentarla, y antes de ponérsela llamó a Néboa, su «san bernardo», que oliendo lo que tramaba su dueña, se había escondido. La viejita no paró hasta encontrarlo… Néboa estaba agazapado bajo la cama, pero se rindió a cambio de un plato de su comida favorita.
Poco antes del anochecer, Uxía a ya estaba preparada. Se había puesto su ropa, ahumada y caliente por el fuego, gafas y zapatillas de nieve. Se acomodó en el trineo cubierto de pequeñas lucecitas que abrazaban las maderas. Néboa bostezaba atado frente a los esquís.
—¡Veña Néboa, imos facelo una vez máis! —gritó Uxía y el can se desperezó de golpe, tirando fuertemente de las cuerdas. El trineo comenzó a deslizarse junto a la ribera; su imagen de brillantes luces se reflejaba en el lago congelado, como estela fugaz.

Tres aldeas más allá, Lupe, una viejita casi ciega, recosía con mucho esfuerzo unos calcetines. El tronco, que acababa de arrojar a la lumbre, protestó con un chasquido, y comenzó a tararear una canción de su infancia…

Xoaniña, voa, voa / que che hei dar pan de broa. / / Xoaniña, voa, voa / vai e tráeme algunha nova (2).

Y sacó del mandil un pellizquito de pan para deshacerlo en la boca, mientras sonreía al pasado, prendida de remembranzas….
Las carreras en el patio del colegio, con el aliento entrecortado por la risa; los lápices de colores, que cuidó como un tesoro, para que duraran para siempre, y que el tiempo perdió entre olvidos; la falda nueva de su primer baile, que no pudo disfrutar por el incordio de las horquillas de su peinado; el beso del monaguillo, ebrio con el vino dominical; y ese globo terráqueo de doña Ángela, la profesora, en el que sus ojos daban la vuelta al mundo en un instante, más rápido que Willie Fogg, y que recrearon después, sobre el trineo de Uxía, con el viento en el rostro, imaginando lugares exóticos sin salir de la aldea.
¡Cuánto echaba de menos aquellos días llenos de sueños y esperanzas! Y más aún a su amiga Uxía, a la que apenas veía una o dos veces al año.
Lupe vio por la ventana un destello, un rastro familiar y se asomó. Enseguida supo que era su loca amiga Uxía con el trineo una vez más.
—¿Estás louca Uxía? Non podía imaxinar que o farías de novo.
—Veño por ti, tontina. Pasaremos o Nadal na miña casa. Coma cando eramos nenas, ¿lembras? (3)
—Xa somos dúas vellas, Uxía. —dijo la anciana, sin dejar de sonreír.
—«Non deixes de soñar». Iso dixo meu pai.
—Estou case cego, Uxía. ¿Onde vou ir?
—Para soñar só tes que pechar os ollos… (4).
El camino de vuelta a la casa de Uxía, algo más lento por la cuesta arriba, dejó exhausto a Néboa que gruñó por lo bajo todo el camino.
—Non rosmes Néboa, que cheguemos o teu prato favorito, meu amigo. E para ti, Lupe, unha cunca de chocolate quente… Así que os soños serán máis doces (5).

Traducción del gallego:

1. Amistad.

2. Mariquita, vuela, vuela / que te daré pan de mijo. // Mariquita, vuela, vuela, / Ve y tráeme alguna noticia.

3. ¿Estás loca, Uxía? No me podía imaginar que volverías a hacerlo.
Vengo por ti, tontina. Pasaremos la Navidad en mi casa, como cuando éramos niñas, ¿te acuerdas?

4. Ya somos dos viejas, Uxía.
«No dejes de soñar». Eso dijo mi padre.
Estoy casi ciega. ¿Dónde voy a ir?
Para soñar solo hace falta cerrar los ojos…

5. No protestes Néboa, que cuando lleguemos te daré tu plato favorito, amigo mío. Y para ti, Lupe, una taza de chocolate caliente… Así es como los sueños serán más dulces.

Lecturas recomendadas: «Palabras de lluvia», «El vendedor de abanicos». Narrativa ficción. Eirene Editorial.


El camino, un punto y seguido (Sol Torres).

Principio sin fin. Sol Torres.

El camino, bajo mi prisma, debe ser un punto y seguido. Aunque no haya billete de regreso. Pues jamás se retorna de lugar alguno siendo la misma persona.
Imagínate acomodada en el asiento de un tren, observando un estrambótico paisaje sombrío. Sin equipaje, sin sentido, sin destino…
¿Te has sentido alguna vez así?
Os confieso que el día que desperté a la realidad me llevé un buen sopado de desánimo. Por suerte, rápidamente me di cuenta de la oportunidad que supone volver a recrearlo todo mediante nuevas experiencias.
Si vas acumulando maleza junto al desagüe entorpeces el paso fluido de la vida.
Hay quienes deciden no saber, no querer, no actuar…

Date cuenta, a través de quienes te rodean, de lo que tú precisas comprender.
«Sé osado y fuerzas poderosas te guiarán».
Aunque te sientas como un verso libre, ¡haz por encajar en un poema!Sólo así cobrará sentido tu historia.
Si vives el instante, dejándote cautivar por él, descubrirás la magia del presente. Si persigues tus sueños sin desfallecer obtendrás un futuro a medida. Si, además, dejas de añorar lo que no pudo ser resolverás los apegos del pasado.
La definición de libertad es sencilla, pero nosotros lo complicamos todo.

Cada día representa una nueva oportunidad para observar al mundo con sus nuevos desafíos.
Recuerda: «cuánto más complicado es el juego, más combinaciones son posibles».

Lectura recomendada: «Viaje sin retorno. Filosovida». Voces Nuevas. Eirene Editorial.

Días de amor y cosecha (Ángela Blenda).

Un atentado conmociona Madrid. Una mujer herida en el atentado es físicamente idéntica a Ana, directora de la Policía Científica de Madrid. En otro lugar de la ciudad, María, bibliotecaria, está profundamente conmocionada por lo ocurrido. Al final del día. Alejandra vuelve a casa conduciendo y el deslumbramiento de otro coche hace que se estrelle contra una farola. Una historia de amistad entre mujeres que se apoyan para superar los retos y dificultades a los que se enfrentan cada día.

Capítulo I «… En el mismo momento en que Ana iniciaba el trayecto diario hacia su oficina, en la moderna carretera de circunvalación M-55, una explosión sacudía la caravana de acceso a la capital. Coches reventados, heridos y muertos se desplegaron por el asfalto.Apenas unos minutos después de que todas las alarmas se hubieran disparado, los equipos de investigación llegaban al lugar del suceso. Bomberos, artificieros y personal de urgencias médicas intentaban rescatar los cuerpos de los heridos del amasijo metálico en que se habían convertido los coches más próximos a la explosión. Una bomba de gran potencia parecía haber sido la causa. Lorenzo, el fotógrafo más veterano del Departamento de Criminología Central, hacía fotografías con el ritmo y el pulso de un profesional acostumbrado a todo tipo de impactos y escenas. Cuando regresaba al furgón se quedó lívido. Dos camilleros y una médico trasladaban a uno de los supervivientes.

—¡Ana! ¡Ana! —exclamó.

—¿La conoces? —inquirió la doctora mientras intentaba ajustar una mascarilla de oxígeno en la cara de la mujer.

—No sé, me pareció reconocerla. —Se estremeció—. Me habré equivocado…

Lectura recomendada: «Días de amor y cosecha». Narrativa ficción. Eirene Editorial.

Un té de esperanza (Eva Braojos).

Un té de esperanza narra la experiencia vital de Olga, una profesora de peluquería y estética a la que, según sus ojos, la vida no la trata bien. Sin embargo, algo tan sencillo como la propuesta de un voluntariado le hace ampliar su campo de visión. Su vida empieza a trenzarse con las circunstancias de otras personas, otras creencias, otras formas de plantearse cómo vivir y cómo morir, que interpelan al lector a ponerse en el lugar de la protagonista en decisiones de hondo calado.

El resultado de este trenzado de vidas es una novela dinámica, de pluma ágil y sentimiento profundo, que plantea con un gran respeto uno de los temas más controvertidos de la sociedad actual. La importancia del momento presente, el respeto a las decisiones de cómo vivir y cómo morir y la actitud ante los retos que plantea la vida, son algunos de los temas por los que transita la protagonista.

Destaca el diseño de la cubierta por parte del artista Raúl Guridi, que sintetiza en sus trazos toda la esencia de la novela.